16/04/09

Ensayo general con Raffaella Carrá

1. La versión cañí de Saturday Night live ya tiene fecha de caducidad. No renovará en Cuatro. No ha cumplido con las expectativas de audiencia pero, tampoco, de repercusión social.

2. El programa lo tenía todo para triunfar: un bestial equipo técnico, un casting con gancho mediático, gags testados internacionalmente, un presentador “sorprendente” distinto cada semana y, sobre todo, la adrenalina del directo.

3. Pero nuestro Saturday ha venido plagado de debilidades: Sketches eternos que animan al zapping, directo que no transmite imprevisibilidad, historias con las que el espectador se identifica más bien poco, baja participación de celebrities de fuera del círculo Globomedia…

4. Ahí no queda la cosa. En Estados Unidos, la mejor baza del programa es la figura del Host (conductor de cada edición). Ese puesto es ocupado por personalidades de lo más variopintas que impresionan al espectador con su desconocido instinto cómico. Aquí las labores de presentación, casi siempre, han sido realizadas por actores a las que estamos hartos de ver en clave de humor. Sin despertar esa importante curiosidad del “cómo lo hará”.

5. Por suerte, ayer eso mutó. Allí se plantó Raffaella Carrá con su absoluto control de la televisión. Allí, en el ensayo general, estuvimos de cuerpo presente viendo a la italiana trabajar de cerca. Confirmado: una grande de la comunicación, sin duda.

6. Y todo, a pesar de que el minucioso ensayo general (grabación comodín del programa tal cual) termina sólo dos horas antes del directo. Esto supone un agotamiento brutal para el equipo que pasa factura a la emisión. Se nota mucho. El ensayo fue más espontáneo y divertido. Incluso, lo mejor del programa que son las imitaciones de la gran Yolanda Ramos (que fueron relegadas varias semanas exclusivamente a la sección de noticias. Qué cosas...) perdieron un pelín de frescura. Los actores estaban fatigados.

7. En cambio. es curioso ver como La Carrá en directo se crece, sabe controlar el ritmo televisivo y acelerar el guión si intuye que no fluye.

8. Esta showoman, en su registro habitual, hizo el programa suyo. Hasta se atrevió a improvisar sobre la marcha. Eso sí, poniendo en algún que otro brete a los actores. El STL con más chispa que recuerdo.

9. Raffaella no permitió a nadie llevar morado en su ropa. Raffaella, con superstición incluida, dio gas a Saturday Night Live y, de paso, parecía estar pasándoselo bomba. ¡Bien por ella!



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